sábado, 5 de julio de 2014

JUEZ Y ESCRITOR

La Columna del Juez
El juez y el escritor

Juan Carlos Valera Malaga (*)
Poco tienen en común el Juez y el literato como escritores. Pero ambos tienen el reto de escribir una obra,  el escritor una historia y el juez una sentencia. Los litigantes son los críticos de la obra del Juez; los lectores y artistas son críticos de la obra literaria. A veces ambas historias se cruzan, como fue con el escritor Enrique López Albújar, quien era juez y literato simultáneamente. El literato parte de la realidad y usa el lenguaje para describirla verbalmente en su obra, sea cuento, teatro, poesía, novela. El Juez aprecia las pruebas ofrecidas en el juicio y los argumentos de las partes y, conforme a su saber y el uso del lenguaje jurídico, escribe un fallo.
En un seminario de Mario Vargas Llosa en Palacio de Justicia se le observó que en sus obras no hay procesos judiciales, a lo que el escritor respondió que su obra estaba llena de “juicios” (ideas, críticas, análisis). Frente a una pregunta que contenía una palabra con varios significados, la respuesta del escritor no dejó de ser una atinada respuesta a una pregunta involuntariamente capciosa. ¿No hay acaso en su obra un sumario juzgamiento de la realidad peruana?
¿Debe un juez ser un lector de buena literatura? El  jurista León Barandiarán alardeaba tener más libros literarios que tratados de derecho en su biblioteca.
¿Puede el escritor juzgar como juez a la sociedad en la que vive? Dante en su Divina Comedia hace un juicio a la humanidad de su tiempo, colocando a cada quien en el cielo (el premio), el purgatorio (condena condicional)  y el infierno (internamiento definitivo). Goethe pone de relieve el contraste del juicio divino con el juicio de los hombres sobre una mujer acusada de infanticidio. Shakespeare pone de relieve el reclamo de una libra de carne humana por el usurero judío que a su vez es víctima de la marginación social en la Italia renacentista.
Por otra parte, hay alegría en el corazón del Juez cuando acaba una sentencia que ha elaborado y llevado a feliz término, como el literato al acabar una obra que lo colma de satisfacción. Sin embargo, la siguiente obra (novela o sentencia judicial) espera impaciente el reinicio del trabajo solitario del escritor para ser redactado con sus propias palabras.
(*) Juez integrante del Programa Justicia en tu Comunidad de la Corte de Lima
Fuente: EXPRESO

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